Más intensidad, más drama, mejor exploración de personajes.
Nadie esperaba algo así. Cuando se mencionó la aparición de Better Call Saul, un spinoff de la aclamada serie de drama Breaking Bad, she esperaba una comedia o una cosa muy distinta. Pero no. Better Call Saul no sólo es un gran drama, sino que se encuentra a la par con su antecesora en cuanto a calidad.
La segunda temporada de esta serie incluso es más introspectiva, con mayor complejidad, sobreponiéndose a la primera. Si la primera temporada fue grandiosa, esta eleva las circunstancias, los pormenores, de una manera extraordinaria. Todo, desde la fotografía hasta los ingeniosos diálogos le otorgan la calidad merecida a esta segunda ronda de episodios.
Quizá el mejor factor del programa sean los personajes. La forma como se van desarrollando sus vidas es muy buena, porque en lugar de soltarte los misterios de sus historias de un jalón, estos se van resolviendo poco a poco, mientras se implantan otros al mismo tiempo. Se sabe en dónde terminan los protagonistas, mas no se conoce cómo llegan ahí. Con esos elementos, la serie logra mantener cautivos a los espectadores.
Además de las historias de estos individuos, sus matices de complejidad también hacen a los personajes electrizantes. Ellos tienen áreas grises dignas de explorar, porque a veces amas a los personajes aún cuando están haciendo las cosas mal o los odias cuando hacen las cosas bien. Las complejas relaciones entre los habitantes de Nuevo México logran atrapar al público.
Better Call Saul es, sin duda alguna, una de las mejores series de televisión de la actualidad. Duele tener que esperar hasta 2017 para saber qué sucedió con los personajes. Será una tortura estar tanto tiempo sin saber de ellos.